Silencio
por Frai Betto,
Conozco el silencio de los monjes, aunque los conventos actuales, enclavados en las ciudades, sean en general ruidosos. En las excepciones a la regla, los religiosos comen en silencio, caminan por el claustro sin que nadie los interrumpa, se quedan horas en la capilla dejándose embriagar por el Misterio. Hoy, muchos practican la meditación en búsqueda del silencio. Quieren sumergirse en el propio pozo y beber de la fuente de agua viva.
Las nuevas generaciones ya no aprenden a cerrar los ojos para ver mejor. Saben poco de las grandes tradiciones espirituales; se inclinan sin reverencia; se arrodillan sin orar; meditan sin contemplar; ignoran que la soledad es un ejercicio de solidaridad. No escuchan al Misterio, ni auscultan al Invisible. Son cada vez más raros los jóvenes que hacen la experiencia de dejar a Dios hablar en ellos, así como el amado disfruta de la presencia invisible, aunque envolvente, de la amada.
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