30 agosto 2006

A mi abuelo

Otra vez el desvelo.
Me acordé de tus ojos, tu mirada lejana.
Sentí otra vez tus pasos lentos, dolorosos.

Prometí no olvidar tu sonrisa, tus abrazos.
Tus palabras tiernas, tu complicidad amiga.

Tu soledad, es ahora mía.
Es tu Dios trascendente, que me atrapa, me vence.

Escuché el murmullo, tu oración silenciosa;
que repite mi nombre, cada día.

18 agosto 2006

En la brecha


EN LA BRECHA

¡Ah desgraciado si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece!
Haz como el árbol seco: reverdece
y como el germen enterrado: late.

Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡crece!
Y como el mar contra la roca: ¡bate!

De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.

¡Levántate!, ¡revuélvete!, ¡resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
O como el toro que no muge: ¡embiste!

José de Diego - poeta puertorriqueño
(1866 - 1918)

16 agosto 2006

90 años

Hoy mi abuela Angela, en Argentina, cumple 90 años. Quise compartir con ustedes algunos pensamientos que le dediqué.

Gabriel
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Gorda,

Feliz Cumple! Me gustaría mucho estar ahí, con vos, para que entre anécdotas, silencios y miradas cómplices nos riéramos un rato.

Recuerdo que cuando cumplistes los 70 te preguntabas ¿llegaré a los 80? Cuando esos esperados y difíciles 80 llegaron, otra vez tu pregunta, ¿llegaré a los 90? Me imagino lo que te estás preguntando hoy...

Lory me dice que alguien, algún día, debería de escribir tu historia. Muchos lectores quedarían fascinados, no tengo dudas. De aquella muchachita que escapó de casa siendo una niña a la bisabuela de hoy hay un camino recorrido muy largo.

Siempre supistes dar humor a cada una de tus anécdotas, aunque fueran profundamente tristes. Me recuerdo siendo un niño y vos contándome de tu paso por el circo, por el boxeo, por la cárcel, por la pobreza extrema. Siempre con una sonrisa. La dureza de la vida sólo te hizo más fuerte. Las marcas de bala en tu cuerpo son el recuerdo de aquella muchacha que vivió en la clandestinidad, la que se escapó de la policía. Siempre huyendo, hasta que un buen día la gracia de Dios te encontró.

Fuistes la compañera del abuelo, la que junto a él supo que las privaciones, la enfermedad y el dolor eran también parte de la experiencia de la fe. La que bajo las inclemencias del tiempo, de madrugada, también puso ladrillo sobre ladrillo para construir la iglesia que vio crecer a muchos, a mí entre ellos.

Hoy, a tus 90 años, con la mente todavía lúcida, como siempre, quiero decirte algunas cosas que he aprendido de vos:

* Me enseñastes a creer en mí. A creer posible lo imposible, y a que el mundo todo no puede contra la determinación de una sola persona.

* Me enseñastes a amar la libertad. Admiro tu inconformismo, el salirte de los moldes preestablecidos, el rechazar el "está todo dicho", tu rebelión contra toda subyugación. Ese "potro salvaje" que corre por tus venas, también corre por las mías. Lo heredé de vos.

* Me enseñastes que puedo ir a Dios con confianza. Ese mismo Dios que en innumerables ocasiones palpamos sobrenaturalmente, es el mismo que soporta nuestras inconsecuencias, recibe nuestros reproches, escucha nuestros cuestionamientos, tiene misericordia de éstas sus criaturas imperfectas. El mismo Dios que permanece Amigo, todo el tiempo.

Te quiero así, Gorda, con todas tus locuras y todas tus genialidades.

Deseo que Dios te bendiga hoy especialmente, celebrando la llegada de un año más.

Tu nieto,

12 agosto 2006

No es con espadas ni con ejércitos

por Samuel Pagán desde El Nuevo Día

En las últimas semanas hemos sido testigos de una serie extraordinaria de demostraciones de fuerza, violencia y muerte en el Oriente Medio.

De un lado, los combatientes de Hezbolá han secuestrado a varios soldados israelíes, y, además, han llevado a efecto una campaña agresiva de ataques continuos con misiles al norte de Israel.

Del otro, las respuestas militares del ejército israelí en el Líbano han sido firmes y masivas. Esas acciones bélicas han puesto en vilo los esfuerzos de “paz con justicia” en la región, y han detenido las muy frágiles conversaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina.

En efecto, las imágenes de televisión han revelado claramente los niveles de la crueldad e inmisericordia del conflicto, pues un sector importante de las bajas de guerra no es militar sino civil. Los ataques desde el sur del Líbano a Haifa, han puesto de manifiesto lo irracional del conflicto, pues es prácticamente imposible que los esfuerzos y las estrategias de Hezbolá puedan superar la extraordinaria maquinaria militar de Israel.

Y las respuestas de Israel han puesto en evidencia la imprecisión de la tecnología bélica y también la injusticia de esas reacciones, particularmente hacia los sectores civiles más vulnerables y débiles.

En el Líbano, se encuentran cara a cara los combatientes de Hezbolá con el poder de la tecnología militar israelí. Miden fuerzas: las milicias que fundamentan sus programas en la eliminación del estado judío con uno de los ejércitos más poderosos del mundo y se encuentra la guerrilla urbana y rural de Hezbolá, con lo más desarrollado de las llamadas “ciencias militares” contemporáneas.

Sin embargo, para comprender bien lo que sucede en el Líbano, y también en otros escenarios de guerra en el Oriente Medio, hay que tomar en consideración uno de los factores más importantes de los orígenes del conflicto: el futuro de Palestina como un estado independiente. Y ese necesario y requerido estado palestino debe ser, además, económicamente sostenible y políticamente viable.

Es decir, que los análisis críticos y precisos del conflicto en el Líbano, Cisjordania, la franja de Gaza y el resto del Oriente Medio -por ejemplo, Irán e Irak- no pueden soslayar, si desean ser efectivos, el importante tema palestino, que puede ser un factor determinante en el desarrollo de las conversaciones de paz en la región.

Israel está frente a un desafío formidable: ya ha probado que la fuerza militar no es suficiente para llegar a acuerdos de paz permanentes y justos con sus vecinos. Ha experimentado que las decisiones unilaterales no conducen a la pacificación de la región. Ha descubierto que las treguas y altos al fuego no son duraderos. Y ha visto que la construcción de muros no termina con la violencia. El estado israelí debe percatarse que su seguridad nacional está íntimamente relacionada con el establecimiento y la viabilidad del nuevo estado palestino.

Le corresponde ahora a ambos pueblos explorar otros caminos hacia la paz duradera. Es hora de deponer las armas y vivir lo que afirmaron los antiguos profetas bíblicos: la fuerza militar no es adecuada para superar los conflictos internacionales que deben dirimirse en la mesa del diálogo digno, justo y respetuoso.

La única forma de tener un estado israelí fuerte y seguro, es con la implantación de la justicia en los territorios palestinos, que se relaciona con la creación de estructuras políticas, sociales y económicas que contribuyan positivamente al bienestar del pueblo. En efecto, una vez más se escuchan las voces proféticas, que nos recuerdan el importante mensaje de la paz: “No es con espadas ni con ejércitos, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor”.